Una parte olvidada del embarazo no planificado es el cuerpo. A veces, incluso cuando la decisión ha sido clara, el cuerpo guarda una memoria emocional: cansancio, tensión, desconexión, dolor físico sin causa aparente.
Desde la terapia sexual, observo que muchas mujeres viven este proceso desde la cabeza —intentando entender, decidir, explicar—, pero el cuerpo va más lento, guarda emociones, pide cuidado.
Acompañar emocionalmente también significa darle espacio al cuerpo: preguntar cómo se siente, cómo respira, cómo ha cambiado. Validar su historia, no solo lo que se “decide”.
Porque el cuerpo también habla. Y muchas veces, lo que necesita no es una respuesta, sino descanso. Suavidad. Presencia. Un lugar donde simplemente pueda ser escuchado.