Vivimos en una cultura que valora las soluciones rápidas, las respuestas concretas, los caminos claros. Pero los procesos emocionales no funcionan así. Y mucho menos cuando hablamos de un embarazo no planificado.
Muchas mujeres sienten que si no deciden rápido, están fallando. O que si dudan, están haciendo algo mal. Pero el cuidado emocional no es una meta, es un camino.
La contención emocional no busca darte respuestas. Busca ofrecerte un espacio donde puedas escucharte, a tu propio ritmo. Donde lo más importante no es saber qué hacer, sino reconocer cómo te sientes mientras lo decides.
A veces, hablar sin esperar soluciones es el primer paso para conectar contigo. Y ese paso también vale.