En los últimos años, ha crecido el número de mujeres que no solo buscan atención médica frente a un embarazo no planificado, sino también apoyo emocional profesional. Esto responde a una necesidad silenciosa: la de contar con un espacio donde puedan expresar dudas, miedos, rabia o alivio sin ser juzgadas.
Como terapeuta sexual, observo cada semana cómo muchas mujeres llegan cargando decisiones difíciles, que no siempre tienen que ver con lo clínico. A veces necesitan llorar sin justificar, hablar sin ser interrumpidas o simplemente respirar junto a alguien que las escuche con respeto.
El embarazo no planificado sigue siendo un tema con muchos silencios. Y sin embargo, la experiencia emocional que trae consigo es profunda. Por eso es tan necesario acompañar desde un lugar amoroso, que no imponga certezas, sino que sostenga la duda y el proceso.
Las mujeres no solo necesitan información. También necesitan contención. Calma. Espacio. Y presencia. Esa es la base del acompañamiento emocional: estar con la otra persona, sin juicio, sin prisa, con cuidado.